PERSONAJES ILUSTRES Y MUSICOS DESTACADOS

CECILIO ORELLANA


Músico y Maestro de Música nacido en San Esteban Catarina el 22 de noviembre de 1908, son sus padres Daniel Menjívar y Paula Orellana. Inicia sus estudios musicales en su natal San Esteban Catarina. Bajo la tutela del Maestro Gabriel Melara estudia flauta y con el Maestro Domingo Santos estudia solfeo. Durante su juventud fue miembro de la Banda Regimental de San Vicente como flautista. En 1933 se traslada a San Salvador y se inscribe en la Escuela de Música Rafael Olmedo, dirigida por el Maestro Domingo Santos, completando sus estudios de contrabajo y solfeo. Terminada su formación se integra al grupo de Profesores de dicha escuela teniendo como alumnos a grandes de la música salvadoreña como Esteban Servellón. Complementando su trabajo pedagógico es miembro por más de treinta años como contrabajista, primero de la Orquesta de los Supremos Poderes y más tarde de la Orquesta Sinfónica de El Salvador.
Durante la época que el ilustre paraguayo Agustín Pío Barrios Mangoré se encontraba en el país formando guitarristas, Cecilio Orellana se convierte en uno de sus más asiduos y responsables alumnos y permanece 4 años bajo sus enseñanzas.
Maestro de solfeo de muchas generaciones de músicos y su trabajo como transcriptor es notable.
La carpintería,  fue su segunda pasión después de la música. Falleció el                                       sus restos fueron velado en la Fundación Educativa para las Artes de San Esteban Catarina  (FUNDEARTES) y  fue enterado en su pueblo natal.

ESTEBAN SERVELLON

Nació en San Esteban Catarina, Departamento de San Vicente, El Salvador, el 16 de octubre de 1921.
Sus estudios primarios los realiza en San Esteban Catarina, incursionando en la música a los ocho años como violinista y maestro de coro. Sus primeros mentores musicales fueron: el Maestro Gabriel Melara en solfeo y el Maestro Anselmo Navarrete en violín. El terremoto del 20 de diciembre de 1936 cobra la vida de Antonio Servellón y Pedro Servellón, padre y primogénito de la familia Servellón, obligando a Lucía Torres de Servellón a emigrar a San Salvador junto a los miembros restantes de la familia: Adrián Servellón, Esteban Servellón y Carmen Servellón. A su llegada se instalan en Villa Delgado, hoy Ciudad Delgado. De 1937 a 1946, Esteban estudia en la recién fundada Escuela Nacional de Música “Rafael Olmedo” dirigida por el Maestro Domingo Santos con quien estudia piano y armonio; teoría de la música, con los Maestros José María Martínez y Eligio Trejo; Solfeo, con el Maestro Cecilio Orellana; Violín, con el Maestro Juan Francisco Amaya; Análisis musical, con el Maestro Humberto Pacas, quien sucediera al Maestro Domingo Santos en la dirección de la escuela; Viola, con el Maestro Rubén Aráuz, sucesor del Maestro Pacas en la dirección de la escuela; Armonía e instrumentación para banda y orquesta, con el Maestro Alejandro Muñoz Ciudad Real.
El 5 de marzo de 1940 se incorpora como tubista a la banda del primer regimiento de infantería, dirigida por el Maestro José María Martínez. Para ingresar a la Banda y Orquesta de los Supremos Poderes, en ese tiempo la única orquesta sinfónica en el país, era necesario tocar al menos un instrumento de viento y un instrumento de madera. En Julio de 1941 Esteban fue llamado por su Director, Maestro Humberto Pacas, para integrar dicha orquesta. Se desempeñó como violinista y tubista hasta que en 1949 se incorpora a la Orquesta de Jazz de Pepe Sandoval como contrabajista. En 1948 contrae matrimonio con Maria Teresa Amaya.  Con quien procreo 4 hijos.  De 1950 a 1952 se reincorpora a la Banda y Orquesta de los Supremos Poderes. En 1952 el gobierno revolucionario con Oscar Osorio al frente le otorga una beca para continuar sus estudios de composición y dirección de orquesta en la Academia de Santa Cecilia en Roma, Italia en donde permanece hasta 1956.
A su regreso a El Salvador, sustituye a Nicolás Arene en la dirección del Conservatorio Nacional de Música. En 1958 es nombrado Sub-Director de la Orquesta Sinfónica del Ejército. En 1963 asume la dirección de la Orquesta sustituyendo al Maestro Alejandro Muñoz Ciudad Real. La Orquesta permanece bajo su dirección hasta 1973. Durante y después de dejar la dirección de la Orquesta es invitado como Director Huésped a dirigir importantes orquestas sinfónicas en Centro América y Estados Unidos, entre las que podemos mencionar: Orquesta Sinfónica de Miami, Florida; Orquesta Sinfónica de Jackson, Mississipi; Orquesta Sinfónica de Grand Rapids, Michigan; Orquesta Sinfónica de Carnegi Melon, Filadelfia; Orquesta Sinfónica de Charlotte; Orquesta Sinfónica de North Carolina y Orquesta de Camara de Chicago, Illinois y Orquesta Sinfónica de Costa Rica.
De 1976 a 1979 es violista de la Orquesta Sinfónica de Xalapa, Veracruz, México. En Marzo de 1979 es invitado a dirigir su Concertino Para Contrabajo y Orquesta con la Orquesta Sinfónica de Xalapa y Andrés Kalarus, primer contrabajo de la Orquesta Sinfónica de Xalapa, como solista, con tal éxito que fue estrenado nuevamente en México D.F. De 1980 hasta 1991 se desempeñó como catedrático en la Facultad de Música de la Universidad Veracruzana en donde fundó y dirigió la Orquesta de Cámara de la Facultad.
En 1992 regresa a El Salvador en donde desempeña por muy poco tiempo el cargo de Sub-Director de la Orquesta Sinfónica y después obtiene su jubilación cuando se desempeñaba como Director de la Escuela de Música del Centro Nacional De Artes (CENAR).
Es fundador de La Escuela de Música “Cecilio Orellana” en su natal San Esteban Catarina en la cual desempeñó los cargos de Director y Maestro. Fallece en San Salvador el 12 de agosto de 2003.

DOMINGO SANTOS


Gloria para El Salvador es la vida de nuestro músico vicentino Domingo Santos, con cuyo arte traspasó las fronteras patrias.
Nació amparado por Euterpe, la bella musa de la música, y su espíritu bebió en la fuente del Parnaso que preside Apolo.
En una pequeña gacetilla del Diario de El Salvador (1888), a fines del siglo pasado, hay un titular que dice: “UN NIÑO DE SEIS AÑOS TOCA VIOLÍN. San Vicente Junio 19,- Maravilla  y sorprende un niño llamado Domingo Santos, que toca con perfección admirable el violín. Compositor es también y ya efectuó una misa de su ingenio,  en la actualidad frisa en los seis años de edad  este liliputiense artista”.Ortiz.
Es sorprendente la precocidad que tubo este artista favorecido de la naturaleza. Las personas que lo conocieron en su infancia, cuentan como les encantaba oír  su bellísima voz, y elogian el alma que ponía para interpretar las canciones, durante las veladas artísticas.
La villa de San Esteban Catarina, lugar donde vivió la luz primera el 4 de Agosto de 1892, en el venturoso hogar de don Francisco Santos y su esposa doña Amelia Umaña de Santos.
A los catorce años, ya eran famosas sus composiciones musicales. Las musas lo protegían;  y con las técnicas que le dio don Rafael Argueta, pudo crear música sublime  el delicado sentimiento de nuestro músico vicentino.
Estuvo muy de moda y se oía en las serenatas, el vals “Ensueños” y muchos más, que cual agua cristalina fluían de su alma.
Queriendo dar a conocer el arte musical, practicó también la enseñanza, y a los 18 años impartía clases de música.
En San Esteban Catarina pasó su infancia, arrullado por las aves canoras que anidan en ese bellísimo paraje. Oyendo la cadencia de las ninfas en las aguas de los ríos Titiapa y Amatitán. Respirando los aires saludables  en las cimas de los cerros Catarina y Tiscuital.
En ese bello lugar, desde su tierna infancia entonó Villancicos de Navidad y Flores a María  en el mes de Mayo.
Don Francisco Santos quería que su hijo progresara en el arte y lo llevó a San Vicente, la ciudad legendaria que ha dado tantos músicos, a fin de que estudiara, en forma, el arte que consagró Beethoven.
Gracias al apoyo del presbítero  Nicolás Antonio Durán pudo hacer estudios básicos, principalmente con el connotado maestro don Gonzalo Villalta y con don Carlos Martínez Castro.
Carlota Abrego  de Bonilla
Su vida ha sido toda para la música. La conocimos en la Escuela de Música del maestro Francisco López Navarro, cerca de la Basílica del Sagrado Corazón, durante la administración del Dr. Pío Romero Bosque. Después ingresó al primer Conservatorio, fundado en 1928, por el Dr. J. Max. Olano, como Subsecretario de Instrucción Pública durante la administración del Dr. Pío Romero Bosque. Este Centro se fundó  en el Teatro Nacional, con un grupo de maestros italianos especialmente contratados. En el teatro estaban además, la Alcaldía Municipal, su Biblioteca respectiva  y la Radio Nacional. Pues en el primero y segundo piso fueron las oficinas, y en el escenario, butacas y balcones eran para sus actividades pedagógicas. Allí siguió sus estudios de violín Carlotía (como le llamamos cariñosamente) con el maestro  Gastón Pellegrini, que era un gran violinista pero que impartía también dichas clases y las recibía juntamente con las señoritas Zepeda; un violín y otra violoncelo.
Aquel conservatorio tenía a los siguientes artistas en sus respectivas asignaturas: Emiliano Perotti, como Director y gran pianista;  Adriano La Rosa, violín; Gastón Pellegrini, un gran violinista; Humberto Costa, violoncelo; Guido Gallignani, contrabajo (era un virtuoso de concierto); César Perotti, composición;  Augusto Perotti, cuyas funciones no se supieron  exactamente.
Este centro musical duró poco, pues fue clausurado en 1930 por razones presupuestarias  y más que todo por diferencias entre los mismos maestros, ante la desilusión del Dr. Olano. Así, don Emiliano regresó a Italia;  La Rosa, Costa y Perotti (César y Augusto) se quedaron; Pelleegrini se fue a Guatemala  y después ocupó la dirección del conservatorio; Gallina pasó a México, donde estuvo en la “Orquesta Sinfónica de México”, con el maestro Carlos Chávez; La Rosa, aquí, fundó su Academia “Santa Cecilia” y tuvo muchos alumnos; además tuvo unos conciertos en la Radio Nacional y en el Hotel Nuevo Mundo  con su pequeña orquesta; Costa estableció una venta de cuerdas, repuestos musicales y repertorio, con lo que logró su regreso; Augusto Perotti no pudo irse luego y se quedo con su hermano César,  pero después logro su regreso; solo se quedo César, que de 1936 a 1941, fue director de la Banda  y Orquesta Sinfónica de los Supremos Poderes; y años después murió pobre en un mesón del barrio de Candelaria. Y hacemos constar que entre este grupo de maestros vinieron verdaderas luminarias en sus instrumentos; porque en el concierto de presentación que dieron en el Teatro Colon, don Emiliano ejecutó en un `piano de cola la obra “San Francisco Sobre  las Olas”, de una manera delicada y cristalina, propia de un virtuoso; también Pellegrini un solo en su viola mágica; La Rosa con su delicado violín; Costa con su chelo, en la “Tarantela” de Poper.
Pero al que sí admiró y aplaudió el público fue a Gallignani, quien, en el contrabajo, ejecutó “El Carnaval de Venecia”, con distintas variaciones, arpegios, posiciones, armónicos y tonalidades; con decir que jugaba con el instrumento. Algo que no se volverá a oír en muchísimo años, porque fue como una constelación que vino por estas tierras. En el conservatorio participaron también maestros salvadoreños en un cuarteto con doña Natalia Ramos, piano; don Francisco y don José López Navarro, violín y viola respectivamente; y don Juan Chávez Rico, violoncelo.
Clausurado el conservatorio  y de regreso de Italia el maestro Domingo Santos, después de una beca de cuatro años (1926 - 1930), se le encomendó aquí la fundación de la Escuela Nacional de Música en abril de 1930, siendo Subsecretario de Instrucción Pública el Dr. Sarbelio Navarrete; el maestro como Directos y doña Natalia Ramos como Subdirectora y profesora de piano.
En 1938 se le dio el nombre de Escuela Nacional de Música “Rafael Olmedo”, el que desapareció con el segundo conservatorio en 1952; y este desapareció también del presupuesto en 1968 por Béneke, para dar lugar al actual Departamento de Música, con su bachillerato.
Durante todo ese meremagnum musical, Carlota se nos perdió de vista porque se regreso a su ciudad adoptiva, la bella ciudad de Ilobasco; pues ella nació en Suchitoto en 1912, cuando, a los dos años de edad, sus padres, don Emilio Abrego y doña María Osorio de Abrego, se trasladaron a la ciudad de San Rafael Arcángel y de la Virgen de los Desamparados, y bajo cuyos auxilios ha desarrollado su arte religioso como Maestra de Coro y como violinista. Sabe el Canto Gregoriano según las reglas de la liturgia antigua, como maitines, vigilias, invitatorios, misas de réquiem y de gloria, Semana Santa y los oficios y cantos modernos.
En Ilobasco ha trabajado en los distintos centros educativos como Profesora de Educación Musical de Primaria y Educación Media: en la Escuela “Sor Henríquez”, en la Escuela de Niñas “General Francisco Menéndez”, en la Escuela Urbana Mixta “Irineo Chacón” de Tejutepeque, en la Escuela Urbana Mixta “Centro América” de San Isidro, “Bernardo Perdomo” y “Gabriela Mistral” de Ilobasco. Esta ciudad la ha honrado por medio de la Sociedad de Padres de Familia, colocando su retrato en una de las aulas de esta Escuela, “La Mistral”, el 15 de de Septiembre de 1976, y en un homenaje público realizado en el Parque “Enrique Hoyos”, por medio de un Pergamino y una Medalla. A los ocho años de edad recibió las primeras lecciones de solfeo con el Maestro Jesús Martínez, y de violín con don Daniel Durán y después con don Victorino Rivas. Alos diez años tocaba el violín y la guitarra.
Calificada como soprano lírica, recibió clases de canto con la señorita Carolina Gianolli (hermana del maestro Antonio Gianolli) en San Salvador; y a los 18 años obtuvo una beca para ir a Alemania, pero sus padres no la dejaron por razones sentimentales. Fue subdirectora de la orquesta romántica “Los Cheros” cuando estaba de moda la música de Agustín Lara que dirigía Marcial Durán López, y en el Café “Lutecia” dirigió un concierto ante un público selecto que frecuentaba los domingos este centro con delirio y entusiasmo.
Ha actuado también en San Vicente y Cojutepeque, ciudades que la aprecian por su voz y su violín, incorporada en sus orquestas. Nosotros pensamos que si Carlota se hubiera quedado en San Salvador definitivamente, habría sido un buen violín de la Orquesta Sinfónica desde los tiempos del maestro Paúl Muller, que le gustaba alentar y enseñar a la juventud justamente con las hermanas Zepeda y tal vez la hubiéramos oído buenos solos concertinos pero ha querido mejor servir a la niñez y juventud desde las aulas escolares en que le ha tocado trabajar dedicándoles sus cantos escolares y también a su querido Suchitoto Ciudad Natal que la canta en un sentido bolero con su guitarra y dice:
Suchitlán lago hermoso
Que bañas mi pueblo donde yo nací
Suchitlán son tus aguas azules y claras como un rayo de sol
Suchitlán en las noches plateadas de estrellas son noches de amor
Suchitlán gigante hermoso eres el orgullo de mi patria El Salvador
Aparte del arte como mujer madre y esposa Carlota tiene dos hijos: El Contador Hugo Ricardo Osorio y la Profesora Hermelina Osorio de Abrego; y es casada con el caballero don Carlos Bonilla Castro con quien comparte su hogar valla para ella el saludo sincero de “ANUARIO MUSICAL VICENTINO”.
San Salvador, Noviembre de 1977.


FRANCISCO ROMANO ACEVEDO
(CHICO NAVARRETE)


Nació en San Esteban Catarina el 09 de marzo de 1923, contrabajista de grandes meritos.
Laboró durante 40 años en la orquesta sinfónica nacional, perteneció a orquestas famosas salvadoreñas como la “Orquesta Internacional Polio” entre otras.
Sus estudios primarios de música los realizó con maestros de la talla como don Domingo Santos.
En 1999 fue motivado por Miguel Murillo para incorporarse a la enseñanza musical en su pueblo natal y desde entonces hasta la fecha se desempeña como profesor de música habiendo formado ya a muchos nuevos valores de del arte musical estebano.
Es de gran valor reconocer a este genio de la música hijo de esta tierra melcochera y hacerlo en vida ya que tenemos la dicha de tenerlo todavía junto a nosotros (2011).


MIGUEL TOMAS MURILLO



Nació un 6 de junio de 1959 en la Villa de San Esteban Catarina del Departamento de San Vicente, El Salvador, C.A.
Su educación formal básica la realiza en el pueblo que lo vio nacer, su bachillerato en la primera promoción del INED y sus estudios universitarios del Idioma Inglés en la Universidad de El Salvador.
Estudió dibujo y pintura con los renombrados pintores: Miguel Ángel Orellana y Pedro Acosta García. Desde que realizó su primera exposición en 1988, ha participado con el colectivo “Artistas de La Paz” en más de 35 exposiciones colectivas, en el Teatro Nacional, Feria Internacional, Colegio Médico y Sala Nacional de Exposiciones; además de 9 exposiciones individuales. Su obra ha sido adquirida por coleccionistas extranjeros. Ha impartido clases de Dibujo y Pintura en: Centro Cultural Salvadoreño, Casas de la Cultura de Zacatecoluca y Santiago Nonualco y en la Escuela de Música de San Esteban Catarina
Como escritor, ha publicado los libros: “Fuego en Azul” (Poesía), editado por la Corte Suprema de Justicia; “Cuentos de Tizcuital y Xacatital”, Ediciones Casa de Xacate; “Tiempo para Amar” (Poesía), “Los Cuentos de Timoteo” (Cuento), “El Melcochero" (Testimonio), “Desde El Portal” (Cuento), “Desde la Ventana” (Cuento) y últimamente “La Hacienda, La Haciendita y la Villa”, todos los anteriores con Ediciones Xacatital.
De su trabajo de promotor de la cultura, podemos mencionar, que en 1989 fundó la Escuela de Música “Cecilio Orellana”; en 1992 da a conocer el Museo de la Música “Domingo Santos”, ambos en San Esteban Catarina. En 1993, trabaja en la fundación de la Casa de la Cultura del pueblo que lo vio nacer y en la de San Lorenzo, Departamento de San Vicente. El 19 de julio de 2000, junto al gran contrabajista Francisco Navarrete, inició el Taller de Las Artes “Xacatital” en Zacatecoluca, siendo actualmente la única academia que enseña a niños y niñas música académica a la vez que artes visuales. En 2008, fue galardonado con el Premio Cultural Tecolyulut, por el Grupo Escritores de La Paz.
Sus investigaciones sobre el patrimonio histórico y cultural del pueblo estebano lo han llevado a rescatar música, literatura, pinturas, fotografías y artesanías como la de los globos, que tanta difusión han obtenido.

GABRIEL MELARA

Fue maestro de muchas generaciones de músicos Vicentinos que han llegado a figurar en bandas y orquestas de la Republica.
San Esteban Catarina le inspiro el primer aliento de la vida a mediados del siglo pasado y allí hizo su vida profesional como Maestro de coro de la parroquia local y como maestro en su escuela de música, también  tuvo expresiones como dramaturgo, eran famosas sus pastorelas cantadas y dramas como “Las 7 virtudes” y “Julia y Gilberto” etc. las funciones del Maestro Melara despertaban entusiasmo e interés en los pobladores.
Fue un cultivador de la belleza dentro del arte y no hizo ostentación de su saber, enseñaba en su escuela todo lo que su inteligencia le permitía: solfeo, (con lecciones originales a dos y tres voces) violín, violoncelo, contrabajo e instrumentos de viento.
Fue contemporáneo del Maestro Domingo Santos , cuando el Maestro Santos se fue como director de la banda municipal de Ilobasco, allá por 1919 don Gabriel se hizo cargo de los alumnos, entre ellos Cecilio y Gregorio Orellana, Adrián Servellon y después Esteban, Ezequiel Jovel, Pedro Marcial Duran López .